Estaba el otro día revisando viejos dibujos y encontré este de finales de 2006. En aquellos días tuve la sensación que Montilla, al igual que su predecesor Maragall en los famosos pactos del Tinell, estaban de algún modo vendiendo su "alma" al independentismo, y no solo la suya sino la del PSOE/PSC y con ello de alguna manera el alma de España en la aprobación del Estatut. Tras estos años algunos de los actores han cambiado, pero la situación lejos de despejarse y muy al contrario, se ha enrarecido y enquistado. Pero no, en este post no pretendo hacer ningún análisis político de la situación actual, creo que poco se puede decir ya más sin entrar en aburridas redundancias. Este post es diferente, pues solo pretendo mostrar dos dibujos que hablan de lo mismo pero separados por once largos años. Confieso que en 2006, este asunto ocupaba buena parte de mis reflexiones y preocupaciones, hoy ya en 2017 la sensación es de un aburrimiento soporífero, y por ello el dibujo que acompaña al antiguo lo he hecho sin demasiado entusiasmo y con escasas ganas. El hecho es que encontré un viejo y olvidado boceto de Artur Mas y decidí terminarlo sin mas. En ese boceto solo estaba bosquejada la cabeza y no tenía muy claro el mensaje o la emoción que quería expresar. Al final y tras darle tres vueltas decidí dibujar lo que este ser me transmite en la actualidad, y no es otra que la de algo grotesco y ridículo. Por ello le he dibujado como el que parece su alter ego, un SuperCat sin máscara.
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